השגריר אינו מגיב
Desde entonces he podido repasar los datos acerca de prejuicios. Por ejemplo: en el actual Estado de Israel hay una cierta tensión entre los “ashkenazis” y los “sefardíes”. Los primeros provienen de la Europa Central, en general de familias acomodadas y con prestigio social, intelectual y económico; cuando empezaron a retornar a Palestina a principios del siglo pasado fueron, bastantes de ellos, kibutzzim, porque traían ideas socialistas. Los sefaradim eran más humildes y, por ello, están un paso atrás en la escala social, aunque el Presidente se apellide Péres. Si subrayo que, además, hay importantes colonias de judíos magrebíes, somalíes y etíopes nos salta a la vista una pregunta, ¿por qué no se ven mandatarios de piel oscura? Habida cuenta de que suceden estas cosas entre compatriotas, herederos del Rey David, de la Expulsión, de la Shoah, militantes del Pueblo Elegido, ¿qué no pasará con los gentiles?
Alcalá, Calle Mayor |
He viajado, por otra parte, a Alcalá de Henares este fin de semana. Como no se le oculta al ágrafo señor embajador han trabajado en esta ciudad, codo con codo literalmente, traductores semíticos y latinos durante la Edad Media y el Renacimiento. Había, por si no lo sabe, tres barrios perfectamente configurados, con habitantes de cada una de las Gentes del Libro y en ningún momento se alzaron muros o puertas que los separaran.
Claro que el Sr. Schutz habla de hoy, de los prejuicios del año 5771 desde la Creación del Mundo. Sólo puedo mostrar una foto: Calle Mayor, no se ha borrado la huella judía, sino que se subraya con placas públicas en las que se explica como la actividad comercial era ejercida por la comunidad hebrea en el eje más importante de la calzada hacia Zaragoza. No he visto ninguna rota o pintada por “el odio y el antisemitismo”. Las personas que actuaron de guías en ningún momento mostraron animadversión al pasado judío de la ciudad, antes al contrario, valoraron la aportación de sus habilidades comerciales o sus saberes científicos, que en la nueva Castilla eran judíos los médicos sabios.
Y anda por aquí la huella de Benito Arias Montano, poco conocido en general, pero que merece nuestra atención como estudioso de mil saberes; debería ser recordado aunque sólo fuera por su aportación a la Biblioteca del Escorial a las órdenes de Felipe II. Sabio para despreciar oropeles y retirarse, para nuestra envidia, a la Sierra de Aracena, a leer y pensar.
En cualquier caso saquemos en limpio la parte de verdad que tienen las diplomáticas acusaciones: es cierto que nuestro lenguaje usa términos inapropiados que traslucen un mundo de prejuicios, como decir “una judiada” por una mala jugada, o “sucio como un gitano” como si no hubiera payos a los que oliera el sobaco, “engañar como a un chino” cuando ya son la segunda economía del mundo, o esta frase genial, de dos puntos y aparte:
Era Yago Lamela atleta de éxito, saltador de marca mundial; una cadena de televisión entrevista a su entrenador, un tal Azpeitia, que aparece en su trabajo diario de enseñante de Educación Física en un colegio de básica. Para intentar convencer a sus alumnos de que se ejerciten con garra les dice “¡es que saltáis como nenitas!” Quizá no sea preciso recordar que estamos ante una clase mixta.
Cuando estoy corrigiendo estas líneas me llega una mala noticia: Hamas ha ejecutado a dos palestinos “por colaboracionistas”. Ya la anoto yo antes de que el señor embajador me la arroje, y además afirmo que ninguna bandera justifica la muerte de seres humanos. La pena de muerte es un mal innecesario, injusto, y, lo que es peor, absolutamente irreparable.
Yo, por mi parte, estoy esperando respuesta de Zapatero a mi e-mail sobre la visita del Papa. Por ahora calla(n).
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