La mar cantábrica en toda su majestad. La alineación de los planetas genera mareas fuertes, el viento del norte festonea de espuma blanca las olas y una resaca seria te arrastra al menor descuido...Desde el restaurante de la última planta del World Trade Center también se veía la mar; se divisa hasta Canadá, bromeábamos, porque una vez más nos tocó comer salmón canadiense, pescado en altura.
Como todo el mundo, recuerdo lo que hacía cuando recibí la noticia, no se me olvida la tarde de televisor y me ha quedado en la retina del alma la imagen de los que se arrojaron por la ventana, cambiando una muerte horrible por otra espantosa.
Siempre me parecieron pocas las víctimas reconocidas, máxime cuando uno piensa en aquellos ascensores llenos de cientos de personas, subiendo y bajando a velocidad de metro. Habrá desaparecidos no reclamados por distintas causas, una de ellas que eran ilegales en el país; su familia sufrirá ahora doble pobreza y triple pena.
El centro del Imperio sufrió en sus carnes lo que en un siglo había estado haciendo pasar a otros, el terror a una violencia sin sentido, la venganza sobreponiéndose a la justicia.
Hay otros 11-S, como el que tuvieron que sufrir los chilenos de Augusto Pinochet, brazo armado de la embajada USA, para que el capitalismo se asegurase un mejor control sobre el cobre.
No es conveniente olvidar a los trabajadores que cayeron en New York, pero desde 1973, cada mañana del once de septiembre, escribo en mi diario: Remember Chile.
Como todo el mundo, recuerdo lo que hacía cuando recibí la noticia, no se me olvida la tarde de televisor y me ha quedado en la retina del alma la imagen de los que se arrojaron por la ventana, cambiando una muerte horrible por otra espantosa.
Siempre me parecieron pocas las víctimas reconocidas, máxime cuando uno piensa en aquellos ascensores llenos de cientos de personas, subiendo y bajando a velocidad de metro. Habrá desaparecidos no reclamados por distintas causas, una de ellas que eran ilegales en el país; su familia sufrirá ahora doble pobreza y triple pena.
El centro del Imperio sufrió en sus carnes lo que en un siglo había estado haciendo pasar a otros, el terror a una violencia sin sentido, la venganza sobreponiéndose a la justicia.
Hay otros 11-S, como el que tuvieron que sufrir los chilenos de Augusto Pinochet, brazo armado de la embajada USA, para que el capitalismo se asegurase un mejor control sobre el cobre.
No es conveniente olvidar a los trabajadores que cayeron en New York, pero desde 1973, cada mañana del once de septiembre, escribo en mi diario: Remember Chile.
11.9.1683: Batalla de Viena, que marca el principio del fin del imperio otomano.
ResponderEliminar11.9.1919: Los Marines estadounidenses invaden Honduras.
11.9.1922: Empieza el mandato británico sobre Palestina.