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Mostrando entradas de febrero, 2012

Siempre sucede un veintitrés de febrero

Hay fechas que se empecinan en destacar en el calendario, que se van convirtiendo en síntomas sociales. En España, desde 1981, sucede con el veintitrés de febrero. A las seis de la tarde de aquel día soleado un personaje de zarzuela, “un guardia civil con bigote” como dice la coplilla, dio un susto de muerte a una Democracia en pañales. En este veintitrés de febrero el juez Garzón es expulsado de la carrera judicial por ordenar, a lo que se ve indebidamente, grabar conversaciones de presuntos corruptos con sus abogados. Resulta cuando menos sorprendente que se haya juzgado y condenado primero al instructor que a los que se han llevado los dineros del Estado. A veces me parece que Baltasar Garzón no ha estudiado para juez sino para mártir, sólo que esta carrera no tiene título oficial. Para empezar ya tiene nombre de Rey Mago y apellido de judío sefaradí, no puede pasar desapercibido. Empezó a destacar en la judicatura con espectaculares acciones contra ETA y contra las organizacion