A la Inspección de Trabajo |
…doscientas personas hemos presentado escritos en el
registro para manifestar nuestra repulsa por la forma tan tibia en que se está tratando
el asunto de La Dársena, la sidrería explotadora y racista, ubicada en la calle Claudio Alvargonzález, 10, de Gijón. Los hechos son muy
claros, desde la denuncia han transcurrido más de seis meses; los empleadores no
solamente no cumplen con sus obligaciones, sino que toman a risa a la propia
Inspección.
Recapitulemos: El día 20 de agosto dos trabajadoras firman sendos
escritos en los que se denuncia exceso de jornada, impagos, falta de
cotización, grabaciones ilícitas de su intimidad, insultos,amenazas y vejaciones sin cuento. La primera gestión inspectora se hace tres
semanas más tarde y por todo testimonio se recoge el del patrón, que niega, desde luego, las acusaciones. El 3 de
octubre comparece la hermana del titular y no presenta los justificantes de
pago, además de negar (¡faltaría más!) conductas irregulares. Tampoco se toma
demasiado en serio el expediente, porque “...Se
requirió la presentación en un plazo de máximo de 15 días de la documentación
acreditativa de pago de salario de julio a septiembre y liquidación a la
trabajadora indicada. Transcurrido el plazo señalado y pese a realizar varias
gestiones con el asesor de la empresa reclamando la documentación solicitada,
no se aportó la misma…”
Ante esta situación a cualquiera se le ocurre
pensar que la empresa sería sancionada. Pues no, como la víctima para intentar cobrar ha
tenido que contratar un abogado, por parte de la funcionaria que lleva los trámites “se estima que procede la suspensión de las actuaciones hasta que se
obtenga una sentencia jurídica firme”. Es decir, el desacato a la
Inspección queda sin sanción alguna. Por otra parte una familia numerosa sigue sin percibir, medio año después, los salarios adeudados, y otra empleada, desesperanzada de los organismos oficiales, ha desistido de seguir por vía judicial, con lo que está segura de no cobrar.
Entrega de doscientas cartas de protesta |
Actuaciones de este tipo son las que permiten
que empresarios sin escrúpulos puedan seguir abusando de sus plantillas. En el
caso de la sidrería que nos ocupa es práctica habitual no hacer contratos, jornadas excesivas
sin los descansos reglamentarios, no dar de alta en la Seguridad Social,
trabajadores en situaciones irregulares, despidos caprichosos y una general
falta de respeto a las personas y las leyes. La impunidad hace que esta
empresa lleve haciendo esto de manera regular desde, cuando menos, diez años,
según los testimonios que hemos recogido entre antiguos empleados; manifiestan asímismo que, si bien aquí los abusos sobrepasan lo racional, tampoco son conductas extrañas en la hostelería.
La resolución
de la persona que ha tramitado el expediente está trufada de citas legales. Si
las leyes y quienes las deben aplicar desamparan a los trabajadores y permiten que los explotadores se carcajeen
de ellos y de las instituciones, son tremendamente injustas. La ciudadanía
cumplirá con su deber, vigilando que estas agresiones sean menos frecuentes y tengan la sanción que
merecen; el gremio de la hostelería haría bien en poner en marcha un ejercicio de higiene entre sus desprestigiadas filas.
El establecimiento permanece cerrado desde finales de diciembre |
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