Pese a todo ha arrancado; primera etapa, Langreo-Mieres, cubierta. Pese a que la climatología llamaba a quedarse junto al brasero, pese al clamoroso silencio informativo de los medios de comunicación, pese las sonoras ausencias de los cuadros políticos oficiales, pese a que no es fácil poner de acuerdo a tanta gente, estamos en ruta.
Amaneció lloviendo como para asustar a Noé, pero es mayor el
ansia de gritar a los cuatro vientos y allí estuvo todo el mundo expresándose.
Más dos mil personas, pertrechadas con paraguas e ilusión salimos desde el distrito
de La Felguera, Parque Vieyu, hasta el de Sama, Ayuntamiento de Langreo; cerrado
a cal y canto, en un ejemplo de la sensibilidad de la corporación.
Por aquí andaba, por ejemplo, una representación de la plantilla de Coca Cola, cuyo gran jefe, Marcos de Quintos, anda quejoso: no sabe “por qué arman tanto escándalo, por sólo 300 despidos”. La asociación Intervalo, una de esas ONG que se preocupan más de los inmigrantes que de la Guardia Civil, cosa que saca de quicio al Director General de la Benemérita, el elegante Arsenio Fernández de Mesa (con intereses en Gürtel, dicen). Trabajadores de la Enseñanza y el Sindicato de estudiantes, que repartía un llamamiento a la huelga para los días 26 y 27; siguen encerrados, por cierto, reclamando que no cierren bibliotecas (No, señora, no bromeo; ya sé que parece un chiste, pero es rigurosamente cierto que la Universidad de Oviedo cierra bibliotecas). Banderas del Sáhara y de América (la que está un poco más al sur). Los trabajadores del grupo Urogallo, prestigiosa organización de bodas y banquetes, con cuatro establecimientos, que debe seis mensualidades, liquidaciones y alguna indemnización por despido improcedente...
Seguro que me dejo mucha gente. Sí, mira, por ejemplo, las
Mujeres del carbón, bailando a los sones de la Orquesta El Ventolín, la más
republicana de las charangas que en el mundo son. Vamos, que estábamos todas,
todas, todas. Y no es para menos. Leía Carmen el manifiesto ante las cerradas
puertas municipales langreanas: Los tres
ejes de trabajo que nos hemos marcado desde las Marchas son: 1) El paro y la
renta básica…2) Los servicios públicos y sociales…3) La deuda…Tratamos de
buscar confluencias sociales entre todos los trabajadores, trabajadoras y población en general afectados
por estas políticas.” Es decir, la
inmensa mayoría; estrujada por un sistema sin alma, representado por políticos
de discurso vacío y bolsillos llenos.
Se acercaron con nosotros hasta la glorieta del Economato del Fondón,
uno de los que Hunosa quiere cerrar, -posiblemente porque la Sra. Mallada,
presidenta, no tiene necesidad de comprar en ellos-, y emprendimos la Marcha que nos ha de llevar a Madrid el día 22. Camino del Altu
Santumianu arriba, más de doscientas personas valientes, de todas edades y condiciones
físicas; gentes que quieren expresar su apoyo a cuarenta que seguiremos las próximas semanas (Me quedé para ayudar a una señora tan sobrada de años como escasa de fuerzas
y me regaló dos gominolas con forma de corazón). Empapados, llegamos a Mieres entre los
aplausos de la población y los pitidos de ánimo de los coches.
No hubo recepción oficial; parece que también aquí la corporación
tenía mejores cosas que hacer, pero después de los kilómetros de asfalto y los
hectolitros de agua de lluvia, ¡se agradece tanto una empanadilla de bonito y
un vaso de vino con Casera!
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