No nos han dejado en todo el trayecto, las Mujeres del carbón nos han adoptado, nos han protegido, nos han mimado. En la foto solamente salen, de izquierda a derecha, Silvia, Mª Jesús, Fonsi, Albina y Nuria, presidenta de la asociación, multibrazos, conseguidora general; saludamos al resto desde aquí con respeto.
Ya están con nosotros bastante antes de la salida de las diez de la mañana, preguntando cómo va todo. Va bien, de mañana se canta en uno de los salones "La gozoniega" mientras dos compañeras bailan animadamente; los resacosos van viendo la luz y una mochila perdida aparece por fin en el bar del pueblo, a donde no parece que huyera motu propio. También, como cada día, viene gente de Asturies a acompañarnos en la etapa; saludo a Payo, Pablo y Manolo, ciudadanos de Mieres que han aprovechado el hueco laboral del primero; me dicen que volverán en cuanto puedan. Caminamos por el pueblo de Santa Lucía, hoy hacemos ruta minera; una carretera casi pasa por la sala de estar de una vivienda, falta de respeto urbanístico a las poblaciones pequeñas. El paisaje un regalo para la vista; frío, pero sin apenas lluvia, la carretera un poco más complicada, más estrecha en ocasiones, algún túnel y, de nuevo, una Benemérita poco eficaz: hasta cuatro adelantamientos terroristas tuvimos que sufrir. El primero, un Ford Fiesta LE 46__ P, que recibe bronca policial, luego un camión de obra, después dos apresurados y, por último, el camión de la foto, que estuvo a punto de tragarse un Audi que venía enfrente; en ningún caso habrá denuncia de la autoridad competente.
En la columna se comenta con satisfacción que Diario de León nos ha publicado una página completa, que no hemos podido ver, porque el periódico no llegaba a Ciñera hasta más tarde: las afortunadas que han gozado de Internet nos cuentan que Mª Jesús Muñiz ha entendido perfectamente el espíritu de la Marcha; a la tarde la felicito. Llegan noticias desde Asturias de que radios y televisiones nos hacen un poco más de caso, la radio de TPA nos hará un directo mañana, las redes sociales siguen en ebullición.
La Pola de Gordón se ve sorprendida por nuestra presencia; en la Plaza del Ayuntamiento avituallamos, explicamos a la población los objetivos con materiales gráficos que aporta León, la señora del kiosko explica a su clienta que salimos en los papeles, “los que van a Madrid”, y ella dice “¡Que salga bien, que será para todos!”, en el bar podemos ver el
Los cambios de los agentes de tráfico nos recuerdan como las generalizaciones son injustas; enfocamos para La Robla por el acueducto, donde una placa recuerda a Jovellanos, me lee Carmen, el agente se baja del coche y comenta animadamente con la cola de la columna sobre la situación, Blesa, Cajamadrid, jueces, obediencia debida, la reforma laboral...Habla con criterio. A la entrada del pueblo, guíados por otro guardia menos amable hasta que nos coge la Local, nos reagrupamos con compañeros leoneses y, ¡cómo no!, las Mujeres; manifestación, megáfono en ristre, hasta el Polideportivo. Fin de etapa, lentejas, pasteles donados por un matrimonio local y a descansar; las instalaciones son más amplias que las del colegio, media hora de ducha hasta que me advierten que me he equivocado de vestuario.
Por la tarde los voladores anuncian a La Robla que volvemos, las Mujeres nos han invitado a manifestarnos después del desfile de Carnaval. Hay tiempos para fiestas y tiempos para reivindicaciones. Luego la asamblea es más ágil, tanto que no da tiempo a pasar una importante información de Mon:
"Nada que una vecina mía encuentra a otra y le diz: ¡Ay, fía, qué disgusto!, taba preparando les fabes, vi que nun tenía bastante compangu, mandé al mi Pepe a compralo al Alimerka y, al cruzar, matómelu un camión. ¡Ay, probe! ¿y qué ficiste? ¡Que voy facer!, fice macarrones".
Hablando de comer, a la cena sopas de ajo para aprovechar el pan duro, las lentejas que no se comieron a medio día y rematar la compota de manzana hasta rebañar el tuper, que aquí no se tira nada.
Las Mujeres del carbón se despiden. Abrazos, aplausos, fotos, lágrimas. Nuria sigue en contacto conmigo y con María Jesús hasta asegurarse, ya casi las diez de la noche, de que saldrá la información en el Diario como es debido. No hay concierto de ronquidos, dicen. Ilusión acústica: el ruido de los calefactores es tan alto que no ha permitido oír a los artistas de viento; a cambio gozamos de una temperatura subtropical.
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