Resulta difícil de entender el glamour de las legañas, en cualquier caso, a las siete de la mañana, con la tropa en los sacos, ya estaba grabando Canal Plus France; Tele Sur fue más discreta y esperó a las ocho, para que el personal estuviera lavado: la reportera colombiana captó la sonrisa de Carmen. Afuera llegaba una familia ecuatoriana para unirse al grupo, con el pequeño Eric incluido. Es ésta una marcha con toque internacionalista; a las emisoras de televisión citadas hay que añadir una radio de madrileños en el exilio, noticias publicadas en medio mundo y la presencia en ella de sudamericanas, mejicano e Irene, que viene de Irlanda, de padres holandeses, vive en Cabranes, estudia en Villaviciosa y maneja una envidiable sonrisa.
Primera parada para contemplar la vergüenza de la Oficina de empleo, una cola de más de treinta personas espera en la calle a que abran la oficina. "Pero, ¿esto es así siempre?" "A veces hay más", el guardia civil pone cara de preocupación; "así todos los días, llueva, hiele o truene", ratifica uno de los que hacen cola, entre los que están personas de salud delicada y una señora joven con el niño en brazos. Un sencillo acto de confraternización con las víctimas, uno de los parados se decide a expresarse ante el megáfono para manifestar su queja. Seguimos. Unos kilómetros más allá se lamenta un marchante, "estaba previsto ocupar la oficina del Inem y no lo pudimos hacer porque os pusisteis a caminar muy pronto"; ahora entiendo por qué nos esperaba la Guardia civil a la puerta de la oficina. No era ese el plan de la Coordinadora cuando nos propuso la parada.
Conforme nos acerquemos a la capital aumentarán las provocaciones. Apenas salíamos de Collado Villaba cuando un audi, conducido por un jovenzuelo irresponsable, -casualmente con la bandera nacional en el espejo interior-, hace amago de cerrarse sobre la derecha, con peligro para Karina; violenta reacción de algún compañero. Ponemos paz, el sinvergüenza sale disparado, blanco del susto, y un guardia sólo lamenta no haberse fijado en el caminante que respondió, sin tomar la matrícula del provocador.
Mientras tanto desde los turiferarios del gobierno se hacen correr noticias en el sentido de toda la cantidad de policía que va a hacer falta para evitar incidentes. Una forma de sembrar el pánico para que no acuda la gente a la manifestación; fallida, las noticias que nos llegan de trenes y autobuses contratados, los apoyos masivos que estamos viviendo, in crescendo cada día, aseguran el éxito de la convocatoria. Quiero verte en Madrid mañana.
La Marcha consume la etapa a una velocidad de vértigo, desde Las Matas nos dicen que no corramos tanto, que hay gente que quiere recibirnos y manifestarse con nosotros por el pueblo. A la una nos encontramos; la columna de más de noventa personas, niño ecuatoriano incluido, se ve reforzada por el vecindario en el recorrido urbano. A la entrada del polideportivo salen a la valla los niños del colegio, uno de ellos grita "¡Injusticia, manifestación!" , acaban todos cantando el lema de moda, "¡Sí se puede, sí se puede!" Nos reciben Pilar y otras compañeras con naranjas peladas y troceadas que nos sirven como en un cocktail, luego nos traen unas olivas de aperitivo mientras dos equipos de cocina preparan marmitako (los tres gamberros) o lentejas y ensalada para vegetarionos (Jandro y su equipo). Protección civil se cuida de nuestras extremidades; Fernando me cuenta cómo se están organizando en tareas al margen del capitalismo, con bancos de horas, cooperativas de consumo... profesionalmente andan asfixiados por los recortes, "en el pecado llevan la penitencia; nos quitaron los médicos, les obligaron a irse, hubo una emergencia y como no había médico se murió una señora, ¡la madre del concejal!, en una fiesta del PP"
Mientras se hacen tertulias sobre el césped, las torres de Madrid a la vista, incluso alguno se cuela en la piscina climatizada, con gran disgusto de su estirado director, yo vengo con el amigo Don Luis Miguel Urban, que manda más que el alcalde, a su casa, para escribir con calma. Me presenta a Frida, una perra "montaña del pirineo", una raza de pastoreo, prima del mastín, al parecer en peligro de extinción; nos saludamos educadamente. Él y Carmen me han invitado junto a Vicente; agradecemos la comodidad y disfrutamos de su talante y de su cálida conversación, en absoluto hay tiempo para la nostalgia, "lo mejor es ver que los hijos cogen el relevo, ¡y menudo relevo es el Miguelito!" Miguelito es Miguel Urban, una de las cabezas de Izquierda anticapitalista, embarcado ahora en el proyecto Podemos.
Frida |
Otra buena noticia, a las once de la noche las páginas relativas a la Marcha en el blog han superado las seis mil visitas; espero que eso signifiquen presencias en Madrid mañana. Si no te saludo será porque no nos hemos encontrado entre tanta gente. 22 M, Marchas de la Dignidad.
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