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Hasta siempre, Nuñez, compañeru.



Estaba lleno el salón de actos civiles, Lolo,-Manuel Ángel,el cuñado-, hizo de afectuoso maestro de ceremonias; es cierto que no estamos acostumbrados a este tipo de despedidas, por eso insistió en pedir oradores voluntarios. No subió nadie, porque todos teníamos la garganta obturada por la emoción; solamente Sandra, la hija, sobreponiéndose al dolor, le habló al luchador empedernido, cabezota hasta salirse siempre con la suya . Y yo sonreí, acordándome de la etapa de Pajares; allí conocí a José María Nuñez, trabajador de Arcelor ya jubilado, a quien este lunes despedíamos: se le sobrecargó un gemelo en las penúltimas rampas,  subíamos contra la climatología y nuestras propias piernas, casi hubo que meterlo a patadas en el coche de apoyo, del que se bajó al poco tiempo para coronar andando con el resto. Con orgullo; para la Columna asturiana del 22 M cruzar el Pajares era un hito fundamental. El sol nos saludó en el último esfuerzo, ¡pronto en Madrid!
Ramiro Pinto vino expresamente desde León al Tanatorio de Gijón, a despedir al amigo, -cascarrabias en el aspecto, cariñoso en lo próximo-, que ha perdido la última batalla, no sin ofrecer tenaz resistencia: el Primero de Mayo, débil físicamente, todavía estaba agarrado a la pancarta. Ramiro sí sabe qué decir en cada momento, y lo dice bien; nos trajo su barba patriarcal (No me afeito hasta que den la renta Básica) y un palo, sobre el que apoyó el discurso. Un palo, me recomendó insistentemente  Nuñez, para el camino;  es un objeto sencillo, que se encuentra tirado en la cuneta, pero puede ser un importante apoyo en la marcha… No hay consuelo en ocasiones, pero a veces las palabras pueden ser, como un palo, desde la sencillez, un gran apoyo… Ya lo escribió Salinas: El dolor es la última forma de amar…
Las personas que el año pasado compartimos ruta con Nuñez en las Marchas de la Dignidad venimos a ser una familia, hemos perdido un pariente. En su recuerdo he vuelto a la página 137 de nuestro libro; en la foto sale como hablando, está tomada en El Carbayu, a donde fuimos unas semanas más tarde para agradecer a la población su solidaridad, y allí grabamos sus palabras que luego pusimos en papel, en las que explicaba el por qué de su esfuerzo camino de Madrid:
Caminar y defender nuestros derechos, ése era el propósito con el que salí el día uno. Para que nuestros hijos no pierdan los derechos que yo defiendo, los que fueron consiguiendo con esfuerzo nuestros padres, por todo lo que ellos lucharon durante tantos años.
Sandra nos explicó que la apertura y cierre del acto se hacían con una de sus canciones favoritas, que representaba aquello por lo que él había combatido, “Hasta siempre, comandante”, de Carlos Puebla y los Tradicionales; aquí os dejo con ella. ¡Hasta siempre, Nuñez, compañeru!

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