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Mostrando entradas de octubre, 2015

El Popular quiere mejorar

Me escribe una persona del Banco Popular, Departamento de atención al cliente, que firma de manera automática, pero no se identifica, “ lamentando profundamente los trastornos que de forma involuntaria me han originado ”, al tiempo que agradece que les haya señalado sus errores, para corregirlos. Buena voluntad, sí señor. O no, que diría Mariano. Empieza todo esto en el verano, cuando recibo el panfleto que ilustra este artículo. Las funcionarias de Correos desde Madrid hasta Langreo, pasando por los centros intermedios de clasificación de correspondencia, han tenido nítida noticia de que el señor que figura en la dirección particular, claramente escrita en la portada, ha sufrido el bloqueo de su tarjeta Visa. Espero que la vecina del cuarto no se haya enterado de que he perdido todo mi crédito en esta prestigiosa entidad bancaria, mi reputación financiera por los suelos; máxime si se da cuenta de que el Banco hace referencia a un decreto que regula la llamada Ley de prevención

Con la venia, Sr. Serrano

Hago referencia a su artículo del viernes, en el que recomendaba a la ilustre letrada, Señora Taboada “guardar sala”. Bien sé que no es usted usuario habitual de medios cibernéticos, pero debo recurrir a ellos puesto que no tengo la posibilidad de acceder a las redacciones analógicas; claro que, como Usted bien me dice, jamás llegaría a publicar en ellas, con esta manía perfeccionista de corregir cuanto escribo. Habló la Señora Taboada, en calidad de vicealcaldesa, acerca de los Premios Princesa de Asturies y abrió con ello el cofre de Pandora; todas las fuerzas vivas cargan contra ella, pedirán su dimisión y puede que el ostracismo. No es su caso, discrepo del fondo de la crítica, pero le felicito por las formas; Usted sí que sabe distinguir entre la ironía, el sarcasmo y la mofa, plausible en estos tiempos en que se cuida tan poco el estilo. El mismo periódico que fue pionero en editar un libro al respecto, hablaba de una señora de Ucrania que acaba de ganar, según su ti

When I’m sixty four

Por fin lo he conseguido. Después de seis años en la escuela unitaria y otros seis de enseñanza secundaria, bajo la premisa de la letra con sangre entra llevada a rajatabla; después de un examen de ingreso en el Bachillerato, dos reválidas, un curso preuniversitario, por si no hubieran bastado controles trimestrales y anuales; después de tres años en la Escuela Normal del Profesorado de E.G.B. donde me enseñaron que un buen maestro debe hacer exactamente lo contrario de lo que nos dijeron; después de tres millones de cursos, cursillos, simposium y stages en empresas multinacionales, rematados con diplomas para los que no me queda pared suficiente; al fin lo he conseguido: ¡No soy nadie! Esa felicidad de no tener más compromisos que los que uno voluntariamente adquiere, de no verse obligado a sonreír a quien no lo merece, de escoger con quien toma una botella de sidra, y de no tener más objetivo que cumplir que el de ir envejeciendo con dignidad junto las personas a qui